Una vez encontrado el lugar idóneo en el que dejar la furgo durante el comienzo de la restauración, empezamos a desguazar el interior para reparar, aislar y pintar las piezas de plástico.
Lo primero fue quitar todos los paneles de contrachapado con cuidado para que no terminaran de romperse, así se podían usar como molde para cortar los nuevos; sacar los paneles de las puertas delanteras, para ello hay que quitar las manivelas elevalunas y las manillas auxiliares para cerrar y abrir, el pestillo y su embellecedor, todo esto también con cuidado para no partir los clips de enganche.
Seguimos quitando las luces auxiliares del techo y los paneles, los posapies de plástico de los escalones, las rejillas del aire...
El color gris del salpicadero, teniendo en cuenta que estaba dañado, no me gustaba, así que para pintarlo desmonté toda la consola, la guantera, embellecedores de plástico, cuadro de instrumentos, mandos del aire acondicionado... En definitiva, todo a excepción del volante. Por último, desmonté los asientos y los cinturones de seguridad. Os recomiendo que si desmontais muchas piezas os fijeis en el tipo de tornillo que fijaba cada una, yo fui haciendo fotos de las que llevaban tornillos distintos para no olvidarme.
La furgoneta se utilizaba para trabajar en la obra, con todo fuera la cantidad de tierra y suciedad era condiderable, por tanto tocaba limpiar a fondo. Aspiré toda la tierra y limpié las superficies, los plásticos con desengrasante para pintarlos y toda la chapa visible con disolvente para que el pegamento de la moqueta se aderiese bien. El suelo de goma de la cabina lo retiré entero para limpiarlo con la manguera (también había que poner moqueta) y para pasar algunos cables de audio y corriente por debajo.
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En esta foto se sigue viendo el salpicadero y la goma del suelo de la cabina. |
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